martes, 9 de febrero de 2016

ENCONTRAR EL ESLABÓN PERDIDO

No sabía que la felicidad, se encontraba a quinientos kilómetros. Que pintada de verde, cual esperanza, fuera pisada por un rey animal. No sabía que la vida se pudiera resumir en dos horas.
Que la luna y sus caprichos hacen y deshacen a su antojo, aliándose con la naturaleza. Esa sabía, que a veces por cabrona, criticamos, pero que es la más fiel aliada de la vida. En tiempo de pactos, pacten con la naturaleza, se lo recomiendo.


Que sabrán esos que se tildan de verdes y no conocen la grandeza de esta felicidad. Quien son ellos para poner palos en las ruedas en las casas de la bravura. De que van cuando quieren cargarse ritos para imponer gilipolleces.

Dentro de la felicidad hay historias y sueños. Superaciones, ilusiones, vida y muerte. Dentro de la felicidad coge la casta y la nobleza. También la guasa. La emoción, el parto, la amistad, la risa y el equilibrio. También la mansedumbre. La felicidad no es perfección. Se llega a ella tras una sucesión de acontecimientos, que todos de acuerdo, le dan paso.


Nuestra felicidad es el toro.


Este fin de semana, he tenido la oportunidad de encontrar el eslabón perdido de una sonrisa que se fue y que agarrada a la emoción descubrí otra vez, en dos lugares andaluces de apellido ilustre y grandeza máxima. “Zahariche” y “Comeuñas” escondían en sus cercas el aire puro de la confianza, la magia de como devolver vida y alimentar el alma.

Gracias al Club Taurino de Lorca por hacerlo posible.

Fran Pérez @frantrapiotoros

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