No sabía que
la felicidad, se encontraba a quinientos kilómetros. Que pintada de verde, cual
esperanza, fuera pisada por un rey animal. No sabía que la vida se pudiera
resumir en dos horas.
Que la luna y sus caprichos hacen y deshacen a su antojo,
aliándose con la naturaleza. Esa sabía, que a veces por cabrona, criticamos,
pero que es la más fiel aliada de la vida. En tiempo de pactos, pacten con la
naturaleza, se lo recomiendo.
Que sabrán
esos que se tildan de verdes y no conocen la grandeza de esta felicidad. Quien
son ellos para poner palos en las ruedas en las casas de la bravura. De que van
cuando quieren cargarse ritos para imponer gilipolleces.
Dentro de la
felicidad hay historias y sueños. Superaciones, ilusiones, vida y muerte.
Dentro de la felicidad coge la casta y la nobleza. También la guasa. La
emoción, el parto, la amistad, la risa y el equilibrio. También la mansedumbre.
La felicidad no es perfección. Se llega a ella tras una sucesión de
acontecimientos, que todos de acuerdo, le dan paso.
Nuestra
felicidad es el toro.
Este fin de
semana, he tenido la oportunidad de encontrar el eslabón perdido de una sonrisa
que se fue y que agarrada a la emoción descubrí otra vez, en dos lugares
andaluces de apellido ilustre y grandeza máxima. “Zahariche” y “Comeuñas” escondían
en sus cercas el aire puro de la confianza, la magia de como devolver vida y
alimentar el alma.
Gracias al
Club Taurino de Lorca por hacerlo posible.
Fran Pérez
@frantrapiotoros
No hay comentarios:
Publicar un comentario