viernes, 8 de abril de 2016

TRES VENCEJOS (Sevilla, Crónica de la 6ª de feria de abril, 8 de abril)

Le decía el vencejo mayor a su padre, “papá llévame a los toros” Y ese vencejo, que pone sonido al silencio, que trabaja sin sueldo de Pagés, escondió en el nido de la arcada de la maestranza a sus tres retoños para que vieran lo que es el toreo. Perro viejo el vencejo. Pues anda que no ha visto el toros en la maestranza.

Y lo que primero les enseñó es la grandeza y el ambiente de la plaza. Porque otra vez recuperaba Sevilla ese esplendor de feria que un día un vaso de vino en rueda de prensa se llevó y que llenó de resaca y odio a cinco, que luego fueron cuatro y que los años, y alguna retirada al escondite, han hecho que se pase.

Y salió el primero, y Morante se abrió con el capote. Hubo calor del tendido en los cites, expresión del torero pero faltó la comunión perfecta. Aun así, el capote quiere a Morante como se quiere al primer amor. Son inseparables. Hasta el vencejo padre, se asombró en ver un tercio de varas bien ejecutado, dejando al toro en suerte, a la distancia adecuada y viendo como el picador movía al caballo para que el toro se arrancara con alegría. Y es que la suerte de varas bien ejecutada es algo que el toreo no puede permitirse perder. Da pena, que el vencejo padre se asombre por esto. Y es que, harto de ver lo mismo de siempre, ya no se acordaba lo bonito que es ver a un toro arrancarse con alegría al peto.

Y de esa alegría salió un tercio de quites perfecto. Con un Julián López El Juli que arreó y un Morante de la Puebla que salió a defender su amor.

Un amor que no es tan fiel con la muleta. Porque el toro llegó defendiéndose y aunque Morante se justificó falto un poco más de ambición. Por lo menos se justifica, es algo que Sevilla tiene que agradecerle. En otros tiempos, la espada de muerte la llevaría en la mano desde el principio. Y es que cinco tardes, son cinco tardes.

Los jóvenes vencejos se quedaron con ganas de ver más capote.

Antes se dieron cuenta de que lo se ser figura es por algo. ¡Papá! , Dijo el vencejo mayor, un poco más espabilado en lo que a toros se refiere, que los otros. “El Juli está bien y hasta está ajustado” Razón tenía el vencejo. Y es que con este segundo no se le puede poner peros al Juli. Bueno, si el de siempre, su fea manera de matar a los toros. Pero la manera en la que exprimió el buen pitón izquierdo del noble toro de Victoriano es reconciliarse con El Juli. Buenos naturales y un cambio de mano para el recuerdo. Pese al feo espadazo, la oreja no molesta.

Tras un quite de gran ejecución de Miguel Ángel Perera la tercero, llegó el éxtasis. Esa golosina por toreo que los vencejos pedían. Saltaron y gritaron, se enloquecieron con el toreo, mientras Morante pegaba la media del año, del siglo, para la eternidad. Y fue ahí cuando el vencejo pequeño le dijo a su padre que quería volar ahí por siempre. Y los astros se juntaron. Y la emoción inundó las cuencas de los ojos de todos. Y en su primer vuelo, una brega extraordinaria de Javier Ambel, oro encerrado en plata y un primer par de poder a poder de Curro Javier que hizo que la música se arrancara para el segundo, que no fue tan bueno, pero que la emoción lo encumbró al cielo, dónde el vencejo volaba sin cesar, ante la emoción desbordada de su padre. La Afición, que lo puede todo.
La pena es que este toro, se rajara a las primeras de cambio y sólo le permitiera a Perera dar una tanda al hilo de las tablas de mucho mérito.

Y como la tarde iba encarrilada, a Morante casi le dan los tres avisos con el cuarto. Su empeño por no quedar mal con un toro a contra estilo le hace alargar muchísimo las faenas. De uno en uno dejó bellos pasajes en dónde falto un armazón principal de faena con el complicado cuarto. Otra vez un esfuerzo del de la Puebla, que Sevilla lo agradece pero no quiere. La Maestranza está esperando esencia. Ya quedan menos tardes.

Papá vencejo estaba satisfecho, su hijo mayor estaba disfrutando de lo que le apasiona y su hijo pequeño había decido seguir sus pasos. Pero en toda familia hay alguno que lo pone más complicado. El hijo de en medio hasta ahora estaba callado. Salió el quinto con la sorpresa de un Juli a porta gayola. Y que pena que las figuras de ahora no están acostumbradas al bravo. Impuesto, que así se llamaba el toro, se enceló con la cabalgadura en sus dos entradas reglamentarias. Un toro fijo, que apretaba en el centro del peto y no atendía a los capotes de los subalternos. Un toro bravo. Un toro que no lo puso fácil en banderillas y que con la muleta, derrochó buenas embestidas, a pesar de su fiel lucha con el peto. Porque el bravo no es tonto. Y el vencejo mayor le dijo a su padre ¡Con esto no papá! Y el del medio dijo ¡Aquí lo que hay es toro! mientras volvía El Juli a sacar la mediocridad olvidada con el otro toro. “Vaya, el callado es del siete”, pensó el padre de los vencejos, mientras su segundo hijo, el callado, aplaudía al toro en el arrastre. Uno de los toros importantes de la feria.

Y en el último ni Perera ni el toro de Victoriano. Porque en ese momento los tres vencejos le pedían nido fijo en la maestranza. Y mañana Roca Rey, casi ná.

Ficha:
Plaza de Toros de La Maestranza de Sevilla. Viernes 8 de Abril. 6ª de feria de Abril.
Toros de Victoriano del Río, bien presentados y de juego desigual. Noble el 2º, Manso el 3º y Bravo y exigente el 5º.
Morante de la Puebla: Silencio y Silencio
El Juli: Oreja y Ovación
Miguel Ángel Perera: Ovación y Silencio
Entrada: Lleno de “No hay billetes”

Y mañana: Toros de Juan Pedro Domecq para: Enrique Ponce, Manzanares y Roca Rey.

Por Fran Pérez @frantrapiotoros

1 comentario:

  1. cada día lo haces mejor. Se nota que el periodismo taurino te motiva. Me haces recordar crónicas de antaño, donde lo de menos era lo que habia sucedido en el ruedo. Me alegro mucho de leerte a diario

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