miércoles, 4 de mayo de 2016

NI PALMAS NI OLIVOS

Jesús a pesar de saber lo que le esperaba en Jerusalén decidió atravesarla. Para él, pudo ser más fácil irse por la periferia y predicar su palabra lejos del peligro. Pero Jesús tomo el camino correcto, porque su historia no sería la misma si no hubiera dado el paso al frente, y montado el borrico, darse el baño de masas entre palmas y olivos sabiéndose prácticamente muerto con la acción realizada.

En el toreo no están vendiendo a un Mesías. El Mesías, gran torero, sin duda alguna, pero que ha elegido irse por la periferia a su antojo en lugar de pasar por ciudades más difíciles, donde sabe que hay tantos fariseos como discípulos esperando ese paso.

Ese círculo de la comodidad, que no le quita la palabra torero, pero que hace que su historia sea menos grande, de menos compromiso y que hace que ese calificativo de Mesías se le quede muy grande. Porque salvar a la fiesta la salva poco y lo que se ve más bien es salvar el bolsillo del año en dos o tres comparecencias con lo de siempre.

Ya saben que José Tomás torea este fin de semana en Jerez, en lugar de hacerlo en Sevilla. Y que el día de San Juan, 24 de junio, lo hará en Alicante, en lugar de hacerlo en Madrid. Esto produce pena. Porque estamos delante de un torero capaz de cargarse a la panda de fariseos por naturales, de crear audiencias televisivas de órdago y tapar la boca a esos que se creen salvadores de la lechuga.

Y nos tenemos que conformar con dos actuaciones cerradas a precio de oro para el elitismo taurómaco andante con compañeros que no le van a poder hacer frente en eso de ajustarse al toro.

José Tomás ha decidido ni tener palmas ni olivos. Y la fiesta pierde. Pero, sin quererlo, el también. Joselito, con la tira de años muerto, sigue siendo El Rey.

Fran Pérez @frantrapiotoros

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