lunes, 27 de junio de 2016

ISLA VERDAD

En estos tiempos de falsos testimonios y apariencias engañosas, siempre es bueno reencontrarse con la verdad. La verdad, por muy dura que sea, aclara caminos e ideas y abre nuevas oportunidades, sostenidas por fuertes andamios. En la mentira continua en la que estamos atrapados hoy día, es lógico que con una ráfaga de aire se desmorone pronto el castillo de naipes.

Ha tenido que ser en Alicante, dónde la verdad se ha vuelto a hacer presente. No hay tauromaquia sin la certeza de la integridad, de la emoción y del riesgo. Afortunadamente se juntaron los factores para la veracidad. Dentro de la realidad de la fiesta se encuentra la cornada. Por muy duro que sea, los tabacos engrandecen la fiesta. Esta vez le ha vuelto a tocar a Manuel Escribano sufrir en sus carnes la autenticidad. Al entrar a matar al cuarto toro de la tarde del pasado sábado, de la ganadería de Adolfo Martín, el toro lo prendió y llegó el dramático instante.

“Madroño” fue certero y de un gañafón seco partió la femoral del de Gerena a la altura del triángulo de scarpa.  De su cuerpo salió la sustancia roja que sostiene a la verdad. Porque es la sangre la que riega el drama, pero también el sueño, las ideas y el compromiso.

Si de verdad hablamos, no podemos olvidarnos del pundonor de Francisco José Palazón por anunciarse, sin apenas torear, en su tierra y con los toros mejor presentados de toda la feria de San Juan. Pagó cara su apuesta porque le dieron tres avisos con el segundo. Y es que aunque no se quiera, sin torear, es fácil que pase esto. No tiene la culpa Palazón. La tienen esos que lo abandonaron a su suerte o no confiaron en él. Para esos falsos, tres avisos.

Paco Ureña sabe muy bien lo que es la falsedad y el olvido. Por eso, su verdad, su líquido rojo interior sintió muy de cerca la mala suerte de Palazón. Floreció la honestidad y su palabra en brindis llenó la batería agotada del torero alicantino. Estos gestos hacen que uno vuelva a creer en que afortunadamente “la sangre” sigue engrandeciendo a las personas. Ureña toreó con el corazón, y bombeó optimismo y lucha para paliar el mal momento de su compañero. Antes de las elecciones hubo pacto. Y sin distinción. De igual a igual.

Otra vez, una tarde de toros sirve como lección. Lección de amor por la vida, de que hay que vivirla cada minuto y que no se puede perder ninguno para que la vida siga navegando con el mar en calma. Que las tormentas son seguras, pero que después de la tempestad se puede encontrar un navío que te remolque hacia la costa. Una costa de miles de experiencias que luchan y se ilusionan como tú y que por dentro de ellas circula la misma sangre. Bienvenido a Isla Verdad.

Fran Pérez @frantrapiotoros

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