Lo que va de
Marzo a Julio lo va madurando el tiempo. Apunta a gran vino. Textura sedosa por
naturales. Reposado en barrica de clamor en Las Ventas.
Inflexión afrutada por
maestranza en la verdad. Sabor a tauromaquia de siempre. Sin especias. Muy natural,
muy mineral. Muy torero.
No es simple
cuestión de modas. El toreo no entiende de algo tan superfluo. Es cuestión de
corazón y querer, sin influencias ni envidias, manda el sentimiento. Y sentir
no es una moda, es una obligación para ser aficionado a los toros.
Ahora la afición
está deseosa de premiar los matices del gran vino. La catedral del toreo espera
deseosa descorchar una botella de sensación. Y esa sensación sólo la pone
Paco Ureña.
Dos fotos,
dos. 2016, de Valencia a Soria. Gran Reserva.
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