¿Dónde está
el PSOE? Lo que ahora se llama así no es lo que era.
El buen talante y consenso
de sus integrantes se ha convertido en el todo por el poder, cueste lo que
cueste, aunque sea casándose con el primero que le promete el anillo de
diamantes.
Qué pena que
en las guerras internas del partido, los buenos políticos hayan salido
perdedores ante la Pedritis de enlaces por los papeles.
Según parece,
no se puede ser socialista y taurino. Lo que muchos, entre yo, hemos sido desde
siempre. Lamentablemente las circunstancias nos hicieron apartarnos de estas
siglas. Se empieza cuestionado la cultura e identidad de un país y se acaba
vendiendo la piel al diablo, que es lo que ha pasado. Aun así, todavía queda un
sector escondido y amordazado del Partido de la calle Ferraz que lucha
internamente por las tropelías que la cúpula de su partido está haciendo con la
fiesta de los toros. Ósea, con un espectáculo, seña de identidad de un país y
fuente de ingresos, trabajo y turismo. No están los tiempos para jugar con eso.
Ojala puedan intentar imponer que ser socialista y taurino no está reñido con
la libertad.
El toreo
eterno se hace con la mano izquierda.
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