Se levantó
temprano y salió de casa. No se le olvidó antes, besar a sus hijos mientras dormían,
y con la mirada se despidió de su amor. Esa mirada del que sabe que deja todo
para ser sombra. Sombra callada pero trabajadora, al lado de la luz del toreo.
Cargar la furgoneta
de ilusiones y enfundarse el alma de luces. Ser responsable de las
preocupaciones y despertador de sueños. Calmar los miedos e incitar a la esperanza.
Vestir al valiente y rezar con él por la vida.
Poner el añadido
por bandera y la chaquetilla dando la suerte. Montar y doblar capotes y apoyar
fundones en el corazón. Vibrar cuando el olé se impone y saltar si el triunfo
llega. Correr si la cornada hiere o salir por patas si la bronca se siente
cerca.
Hacer cuentas
y que no salgan, o hacerlas y que la sonrisa llegue de oreja a oreja.
Tomar el café
de la mañana y maldecir a algún escritor. Con tostada si lo que se lee gusta, y
copita si hay palabras de malabarista del cronista.
Llegar con
mucho que coser, pero con ansias de ver esa mirada del día anterior. Esa que
convierte la sombra en sol y besar a los que dormían.
Valga esto
por todos los mozos de espadas y ayudas, y su trabajo callado al lado de los toreros.
Vuestro trabajo es esencial y desde aquí quiero recordarlo.
Fran Pérez
@frantrapiotoros
Nota: En
agradecimiento y felicitación a mi mozo de espadas de confianza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario