Rafaelillo
está para mejores series. Cieza y su plaza de La Deseada fueron una fiesta ayer
miércoles. Una fiesta de doble rasero. Los que disfrutan y les da igual lo que
suene y lo que se beba, y los que están hartos de reguetón y garrafón y buscan
una mejor música y una bebida que se adecue al precio pagado.
Antonio
Soler, que se estrenaba como empresario del coqueto y bien cuidado coso
ciezano, preparó un cartel de figuras con el torero desterrado de la plaza más
importante de la Región. Un cartel de figuras siempre lo agradece el público,
aunque se corra el peligro de que estas manejen el cotarro a su antojo sin
piedad.
Eso fue lo
que pasó ayer en Cieza. La indigna y mal presentada corrida de Murube con el
remiendo de Daniel Ruiz, olía a una serie estadounidense de los años ochenta
protagonizada por Don Johnson. Y no es de extrañar. Lamentablemente estamos
acostumbrados a ver como las figuras del toreo dejan su condición de toreros en
los pueblos para convertirse en actores de serie de televisión.
En el
capítulo de hoy, Cayetano era el protagonista. La mayoría de los dos tercios de
entrada deseaba gritar el ya tradicional ¡guapo! Pues será guapo, pero su
toreo, lo que se dice guapo, no es. Estuvo voluntarioso con el tercero, un
animal inválido, que debió ser devuelto a los corrales. Sin ajustarse nada, dio
pases jaleados por la guapas mujeres ciezanas y si llega a matar bien hasta le
piden una oreja. Fue silenciado, por mucho que su banderillero hiciera gestos
al público para que le pidieran la oreja. En estas fiestas, ya vale todo.
Con el sexto,
un remiendo de Daniel Ruiz impresentable, quiso agradar más. El toro no decía
nada y menos su manera de torear. La banda nos ayudó a salir del sopor. Fue
silenciado.
Miguel Ángel
Perera no está en su mejor momento. Y en Cieza siguió mostrando que esta
temporada se le está haciendo cuesta arriba. Y eso que cortó dos orejas. Fue al
quinto, en un arrimón al noble de Murube. Se metió entre los escasos pitones e
integridad del animal y conectó con mucha fuerza en el tendido. Se empezaba ya
a notar los efectos secundarios de la merienda, y tras estocada desprendida y
dos descabellos, fue premiado con dos orejas. Dos orejas de pañuelo fácil en
tendido y presidencia y que no pasaran a la historia por cómo fueron
conseguidas.
Con el
deslucido segundo, Miguel Ángel se mostró apático y sin ganas. Para colmo mató
dos veces de manera horrible, haciéndole la espada guardia. El público se
enfadó con él. El bendito público de Cieza, que es capaz de abroncarte y luego
intentar sacarte a saludar. Seguro que Miguel Ángel pensará que esta gente que
es capaz de pagar 40 € por una entrada merecen algo mejor que lo que se ha
visto hoy. Quiero pensar que lo piensa.
Rafaelillo
fue hoy ese buen actor y mejor torero que no pegaba en esta serie tan mala. No
le viene bien mostrarse en este tipo de corridas cuando su carrera esta forjada
en la batalla y la verdad. Su presencia hoy era una pieza que no encajaba en el
puzle. El vale para mejores series. Esas donde la fiesta de los toros es real.
Cortó una oreja del primero por una faena relajada, basada en la mano derecha.
Y otra al cuarto, por un trasteo donde la garra y esa fuerza y esfuerzo que
imprime el murciano a sus faenas, es capaz de conquistar a todo espectador
aunque tenga el bocadillo en la mano. Si no llega a fallar con la espada el
premio podría haber sido doble.
Todos
queremos ver a Rafaelillo en Juego de Tronos, no en que Tiempo tan feliz.
Cieza.
Miércoles 24 de Agosto 2016. Corrida del día de San Bartolomé.
Toros de
Murube, mal presentados, anovillados, muy mansos y deslucidos. Un remiendo 6º,
de Daniel Ruiz, impresentable y deslucido.
Rafaelillo:
Oreja y Oreja.
Miguel Ángel
Perera: División de Opiniones y Dos Orejas.
Cayetano:
Silencio y Silencio
Entrada: Dos
Tercios
Por Fran Pérez @frantrapiotoros
Fotos: Pedro Navarro Laforet
No hay comentarios:
Publicar un comentario