Imaginaos la
clase de persona que puedo ser. Un hombre roto, un hombre vacío, triste y
desolado. Uno con treinta años, al que le vida le ha puesto muchas piedras en
el camino. La última, la peor. Porque las aristas de la muerte han roto la base
del barco de mi corazón. Y ahora me hundo como el “Titanic” hacia otra vida, en
la zona abisal de este mundo, queriéndome hacerme el fuerte, pero hecho trizas
por dentro.
Y llevo cuatro días......(sigue con el artículo de Fran Pérez @frantrapiotoros en la web de El Muletazo, click aquí para acceder)
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