A veces, hay
momentos en los que gestionar la tensión se hace tarea imposible. Y es que
cuando la sangre manda no hay nada para parar los sentimientos.
Es inevitable
que tu cuerpo sea un imán, que salte y vibre con lo que más se quiere, se
responsabilice cuando las cosas no salen como se piensa y rompa los corchetes
de la emoción cuando el destino es capaz de superar barreras en busca de nuevos
retos.
Esta
temporada he tenido la oportunidad de estar cerca de la tensión. De esa que
sólo un familiar de un valiente de luces que pinta naturales con sabor a pueblo
vive, cuando en el albero el rito de la fiesta de los toros aparece con su más
sincera verdad.
Torear al miedo
sin que se note no es fácil. Pero lo que es casi imposible es encontrarse una
sonrisa y un consuelo, una arenga de optimismo en alguien que está pasando más presión
que tú.
Yo este año
lo encontré. Vi que la valentía nació en la corona de la ñ, y me hice amigo de
ella.
Y se dice y
no pasa nada.
Porque el
tiempo nos siga dando momentos donde los sentimientos le puedan a la gestión.
La vida
misma.
Aquí un
compadre para siempre.
Fran Pérez
@frantrapiotoros
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