En América se
han vuelto hermanitas de la caridad y si un toro mete la cara seis o siete
veces y luego se va con la gallina, no importa, es digno de indulto.
Como sigan
así por el otro continente no va a haber espacio en las fincas para tanto
animal con suerte.
Este fin de
semana se ha convertido en el festival del horror. Abrir las webs de toros y
encontrarse con media docena de toros perdonados y ninguno con motivos para el
perdón.
Lo barato
sale caro y a los indultados de ahora se les exige muy poco. De ahí la situación
de la fiesta. Y si no, mirad cuanto torero muerto de hambre decide reaparecer.
El toro no pesa y hasta un cojo como El Soro se pone delante.
Ahora bien
fijaos cuando una empresa anuncia una ganadería de las que conserva todavía la raza
del toro de verdad. Se ven negros para cerrar un cartel.
Ojalá los
ganaderos se hayan dado cuenta de que el bobitoro de ahora no sirve y estén
seleccionando otra cosa para que se vea en años venideros en las plazas. No nos
esperamos nada del abanico de cinco ganaderías de las que no salen las figuras,
eso está claro, lo tienen todo vendido, y no van a cambiar. Pero pobres como el
espectador exija el toro de antes, el fiero, el que da que pensar, el que
emociona, el que no perdona. Ese día tiene que llegar tarde o temprano, y esas
cinco ganaderías tendrán que irse de lloros por los despachos para lidiar.
Hablando de
Indultos, ¿Os acordáis del de “Arrojado” de Cuvillo en Sevilla? Pues ese
indulto barato ha servido para que Sevilla tenga menos prestigio que nunca y la
ganadería este sumida en una profunda crisis.
Y Bastonito
Muerto, ¡qué cosas!
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