Estaba la
feria de Valdemorillo bajo las nubes negras de la presentación de los toros y
hoy tampoco cambió el tiempo.
Esperábamos
una corrida más digna en presencia. Era normal porque la ganadería es de las
que no hay duda de eso. Pero en esta vida no hay nada seguro, y nos encontramos
con un auténtico saldo impresentable. Es lo que tienes cuando un empresario va
a comprar ganado con el billete pequeño. Tomás entero ha pegado aquí un petardo
bueno. Y para colmo televisado.
Para ser un
festejo televisado y a primeros de temporada me extraña la dejadez y falta de
ganas de algunos toreros. Es el caso de Paulita y la terna de ayer.
No tuvo lote,
porque los dos impresentables cebadas se pararon pronto. Pero se le vio a Luis
Antonio Gaspar dormido. Y está la cosa para morder. No se debería haber
permitido un pasar de puntillas a primeros de temporada. Ahora la cosa seguirá difícil.
Manuel
Escribano es sinónimo de ganas. Trata de darlo todo aunque peque de aceleración
y brusquedad. Me sorprendió con el inválido segundo, porque sacó una tanda con
más relajo y despaciosidad de lo que nos tiene acostumbrados. Aquí mató de una
estocada fulminante y le dieron una oreja. Demasiado premio para un conjunto
tan escaso. Luego le cayó el nubarrón encima al desaprovechar clamorosamente al
impresentable pero buen quinto. Aunque empezó bien con un recibimiento emocionante
a porta gayola. Luego tras un desastroso tercio de banderillas, no se entendió
con el buen animal. Debe mejorar muy mucho Escribano, si quiere dejar buena sensación
en las próximas ferias que toreará como cromo de Taurodelta.
Nos engañó el
tercer toro en varas. Y tras una pelea aceptable se desfondó y cerró la
persiana. Víctor Barrio lo recibió por tafalleras en los medios. Gesto de
valentía grato que luego el toro no quiso acompañar en el último tercio. Le premiaron
con una oreja, más la actitud mostrada que por lo realizado.
Con el sexto
y tras la tormenta desmolarizadora de estos días. Salió el sol. Un toro, si,
con pinta de toro, nada del otro mundo, pero toro. Y un torero, nuevo, con
ganas, hambre, defectos y valor. Se fue a porta gayola y le pegó cuatro faroles
ajustados que levantaron al público. Quitó por crinolinas limpiamente. Y tras
buena brega de “Jarocho” en banderillas, asentó zapatillas, le puso cabeza y
surgieron tandas ligadas que conforme daba más mejor le salían. Fue el amanecer
de un torero. Hay días en los que un torero se convierte en torero. Y si, puede
pasar después de la alternativa, en la mayoría de ocasiones además. Tras
estocada caída recibió dos orejas. Dos orejas justas y televisadas. Víctor
además de nacer hoy como torero se sube al tren. Ahora es el momento de encontrar
sitio en los vagones.
Ficha:
Plaza de toros
de Valdemorillo. Domingo 8 de Febrero 2015. 3ª de feria
Toros de
Cebada Gago, mal presentados y deslucidos. Salvo el 5º, que fue bueno y el 6º,
colaborador, excesivamente premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.
Paulita:
Saludos por su cuenta y Silencio
Manuel
Escribano: Oreja y Vuelta por su cuenta
Víctor Barrio:
Oreja y Dos Orejas.
Entrada: Tres
cuartos de plaza.
Por Fran
Pérez @frantrapiotoros
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