Se dejó el
Soro su pasión en una lesión de rodilla. Una lesión que le hizo perder su
profesión, el físico, la cartera y quizá algo más. De otra manera no se podría
entender su reaparición hoy en Valencia, con una pierna biónica y un alza de
casi medio metro.
Es de admirar
la capacidad de superación de Vicente, pero quizá lo humano debió ganar a lo
bohemio en esta ocasión. La imagen dada ha sido toda una vergüenza y desprestigio
para la tauromaquia, una manera de tirar por la borda la carrera de aquel
poderoso Soro y un insulto para aquellos jóvenes toreros, que preparados físicamente
para enfrentarse al toro, hoy estaban en su casa.
Menos mal que
estaba todo preparado para que pasará el menor mal posible. A ello contribuyó
una corrida corrupta de Juan Pedro Domecq, afeitada hasta las trancas y
sospechosamente inyectada, una empresa cómplice del atropello y público poco
aficionado que está llevando a su plaza de primera al nivel de la portátil de
Foios y que premió al paisano con una oreja por el esperpento.
De la
circense actuación de Vicente, la voluntad de recuperar lo que se fue. Nada
más. Ahora, alguien le debería invitar a dos docenas de buñuelos y decirle que
su sueño está cumplido y que la suerte, tentada en demasía, le ha respetado,
porque oportunidades para la tragedia las ha habido. A la Mare de Déu dels
Desemparats le puede dar las gracias de que la voltereta recibida al entrar a
matar al cuarto, sólo se haya quedado en morados en el costado.
¿Pero en que
estamos convirtiendo a la tauromaquia? Un espectáculo dónde la base principal,
el toro, es ninguneado. El toro es fiereza y acometividad, un animal que se
identifica por no dar por perdida la batalla y que ahora lo han convertido en
el fiel amigo, indefenso, flojo y bobo.
Ponce cortó
una oreja porque le saca pases a lo que quiera. Sinceramente se queda muy corta
su participación en las Fallas de su 25 aniversario de alternativa. Pero es lo
que tiene cuando se apuesta por matar unos toros que no están a nivel de la maestría
que atesora.
Tarde de
sentimiento de Manzanares, que no canalizó el toreo por la pésima condición del
ganado. Pero es que siempre tropiezan en la misma piedra.
Ya nada es
igual. Ni el Soro, ni el Toro, ni las figuras, ni el público. Y es una pena
claro que es una pena. Y así se quedó la tarde, triste.
Ficha:
Plaza de
Toros de Valencia. Lunes 16 de Marzo. 4ª de la feria de Fallas.
Toros de Juan
Pedro Domecq, el 3º como sobrero, impresentables para la plaza, inválidos y
deslucidos.
Vicente Ruiz “El
Soro”: Oreja y Vuelta al Ruedo
Enrique
Ponce: Oreja y Ovación
José María
Manzanares: Silencio y Ovación
Entrada:
Lleno de “No hay billetes”
Y mañana:
Toros de Alcurrucén para: Padilla, Abellán y Urdiales.
Por Fran Pérez @frantrapiotoros
Voy a compartir su excelente crónica
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