La felicidad.
Esa cosa que te pone la sonrisa de oreja a oreja, que te reconforta, que te
alivia, que te da esperanza. Si lo trasladamos al campo bravo, Victorino es la
felicidad. La felicidad del aficionado.
Lo ha demostrado tantas y tantas veces,
que hoy, en una feria en la que la tristeza inundaba nuestro depósito de afición,
llegó otra vez el TORO. Y otra vez de Victorino.
Ya de salida,
el cuarto mostró su seriedad. Un toro de Sevilla para los sevillanos. Unas arrancadas
espectaculares al caballo, empujando con alegría, una declaración de
intenciones y un pero, nadie es perfecto, nos manseó a la salida, pero que
todos los mansos empujen así. Que todos los mansos humillen así. Un pitón
derecho para liarla gorda, un izquierdo más complicado pero posible. Un toro de
orejas. Y de ellas estuvo Antonio Ferrera, que lo lució y se lució. Unas tandas
redondas por el derecho, varias naturales sobresalientes por el izquierdo.
Templado, encajado, torero. Humillado, haciendo surcos, encelado, olvidándose de
la mansedumbre. Una conjunción perfecta. Una bella obra. Tan sólo una pincelada,
la de la espada, salió torcida. Falló Antonio con la tizona y su aportación al
arte, se quedó en una vuelta al ruedo, de justicia. “Mecanizado”, se llevó el
honor de la vuelta al ruedo en el arrastre. Pero para la historia está. Cuando
hablemos del 2015, hablaremos de la faena de Antonio Ferrera a un gran
Victorino. La faena de la feria.
Antes, con el
primero, un regordío y sacado de tipo que no trasmitió nada, Ferrera también
estuvo bien, ante el poco material que tenía delante.
La oreja de
la tarde se la llevó Manuel Escribano. Se la cortó a otro gran toro, el
tercero, “Paquecreas”. Y vaya si nos hizo creer. Un animal exigente, con
emoción y con un pitón izquierdo para sembrar la maestranza de naturales. A la
faena le falto eso, toreo, porque compromiso si hubo. Con ese debe, la oreja
supo a poco. La ovación al toro de dos, a recuerdo de toreros que se han
quedado en su casa.
El sexto,
peligroso, no ayudó a Escribano a redondear la tarde.
Dos toros.
Otros dos. Dos toros que se fueron al desolladero con las orejas puestas. Dos
toros desaprovechados por Manuel Jesús “El Cid”. El primero apuntaba pero
incomprensiblemente le dieron tela en el caballo. Y con eso y todo el toro vio
que lo toreaba El Cid y se dejó. Y se dejó para que no lo entendieran. Que si
la carrerita, que si el ajuste, que si esto, que si lo otro. Horroroso. Peor
fue con el quinto, un animal que protagonizó un buen tercio de varas y que llegó
a la muleta con emoción. Un toro que hizo pasar a Manuel las de Caín. No lo vio
por ningún lado. Y le quedan seis en Madrid. Y allí no silencian.
Ficha:
Plaza de
Toros de Sevilla. Jueves 23 de abril. Jueves de farolillos. 9ª de feria.
Toros de
Victorino Martín, bien presentados. 1º, parado. 2º, bueno. 3º, Muy Bueno. 4º
Excelente, “Mecanizado”, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre. 5º,
Bueno. 6º Complicado.
Antonio Ferrera:
Silencio y Vuelta al ruedo
“El Cid”:
Silencio y Silencio
Manuel
Escribano: Oreja y Silencio
Entrada: Más
de tres cuartos.
Y mañana:
Toros de Núñez del Bloqueador de Twitter para: Rivera Ordoñez, José María
Manzanares y David Galván.
Por Fran
Pérez @frantrapiotoros
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