Las fábricas
de desodorantes ya pueden estar creando un nuevo aroma. Tendría aceptación
entre el postureo taurino, al que la verdad del espectáculo le da igual. Ese
postureo de camisa de hierro estampado, chaqueta y macho arrancado, como llavero,
que aplaude todo al torero, sin fijarse en la ejecución. Ese que cree ver
estocadas caídas como monumentales espadazos.
Ese
aficionado de dos caras, que deja la plaza vacía, cuando se anuncian toreros
que no son figuras ni ges. Ese que se cree aficionado y no sabe ni quien es
López Simón. Me dirán que es imposible. Compruébenlo ustedes mismos. Pregunten.
Les lanzo el reto.
Lo peor es
que muchos informadores taurinos legitiman con sus opiniones interesadas la
poca formación taurina del público. El maquillaje en los toros debería verse
sólo en las chicas de buen ver que agradan por los tendidos y en alguna vieja,
pintada como una puerta, que no la vamos a echar a la pobre. Pero ver
maquillaje en las crónicas taurinas, tapar la miseria es inadmisible. Estamos
convirtiendo la profesión de contar el espectáculo de los toros en servicio
para el torero. Y eso da una sensación de pudrimiento del espectáculo, de
compra de plumas y estómagos llenos que le quita toda la verdad existente a
este magnífico espectáculo....................... SIGUE LEYENDO EL ARTÍCULO EN PUREZA Y EMOCIÓN (Click Aqui)
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