Nada hay más
triste que estos días de pre invierno, sin toros, con el cachondeo americano de
La México, a oscuras desde las cinco de la tarde y esperando que pase el frio
para que marzo destape la botella de la añada taurina del 2016.
Como echo de
menos el verano y el toro, se me viene la faena de EL Tato y el toro “veraniego”
de Victorino, en Sevilla aquel 11 de abril de 1997. Si casi todas las tardes viéramos
algo así otro gallo nos cantaría…
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