Se han
acabado los tiempos de las subvenciones. Ahora quien quiera ser empresario
taurino tendrá que serlo sin ese colchón que algunos consistorios daban, que
pocos invertían y que la mayoría se lo llevaba fresco a casa.
Muchos
empresarios se han hecho ricos con el dinero de los ayuntamientos. No se puede negar
lo evidente. Y la evidencia era que los espectáculos que se organizaban eran de
ínfima seriedad y no se correspondían con la ayuda dada. La teoría de invertir
un cuarto para llevarse tres, donde el empresario, relajado, daba su corrida
sin miedo al mirar el tendido.
En Castilla
la Mancha, sobre todo, creció esta teoría, alimentada por una televisión autonómica
que retransmitía toros desde el pueblo más recóndito y que soltaba el dinero
como pollo descabezado. Un panal de rica miel en donde el patrimonio crecía
para algunos en detrimento de los que realmente se jugaban los muslos, de los
ganaderos; y por consiguiente, del espectador. Tiempos donde el pagare o el “ya
te veré” se hicieron dueños de la fiesta.
Ahora
partidos de indocumentados se están cargando las subvenciones para los festejos
taurinos de su pueblo, no como medida para la regeneración del sector taurino, sino como medida de animalismo y
antitaurinismo.
Ellos sabrán,
pero desde aquí les digo que sin quererlo, su medida le va a venir estupenda al
mundo del toro. Es la cura contra tantos años de moscones en la miel. Esto va a
servir, para el que de toros, este realmente interesado en dar toros y no por
lo que hay detrás de dar toros. Por tanto, un insecticida contra la corruptela.
Una medida que va a conseguir que el empresario piense en ser “autosuficiente”.
Que para dar toros hay que crear expectación, vender el festejo, darle
publicidad y estar nervioso, como todo empresario que se juega su reputación en
su actividad empresarial. En definitiva, trabajar. Pero claro, esa
autosuficiencia debe extenderse por el sector, que desgraciadamente, vive en
los mundos de yupi, exigiendo verdaderos dinerales por torear, no propios de la
situación tan delicada por la que atraviesa la fiesta.
Sólo
demostrando que sé puede caminar solos, tendremos derecho más delante, de exigir
la subvención que sea, como segundo espectáculo de masas de este país y que
ingresa al estado, en concepto de IVA, 45 millones de Euros. Un 68% más, que el
subvencionado cine español.
Se está
pasando el invierno y todo sigue igual. El cambio no sólo viene con la entrada
de nombres nuevos al escalafón. La importancia del toro y sus encastes, para no
perder más riqueza en el protagonista de la fiesta, y la regeneración interna
del sector es crucial. La llantera no sirve para nada.
@frantrapiotoros
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