Los toros:
seis de Montecristo, terciados en presentación: hubo buenos, malos y regulares.
Los peores: el primero y el quinto; se dejaron el segundo y tercero; los
mejores: cuarto y sexto; estos últimos con los pitones ostensiblemente
manipulados. Los toreros: Eulalio López “Zotoluco”, Julián López “El Juli” y
Joselito Adame. El aforo: cerca de treinta mil personas se congregaron esta
tarde en La México para presenciar uno de los carteles más esperados de esta
floja temporada.
En la
Tauromaquia, la delgada línea que separa el arte de la charlatanería es casi
imperceptible. Y si los toreros tuvieran la convicción de que es el toro el que
va a ofrendar su vida para que ellos logren una faena gloriosa -¿o no?-, quizá
entonces no permitirían que se les manipularían las astas; además, las peores
cornadas son aquellas que ocurren cuando el toro ha sido manoseado.
A Eulalio
López le salió un tigre llamado “Mil Programas”, su primero, uno de los mejor
presentados del encierro: alto, bragado meano, pero con mil problemas. El
veterano diestro lo recibió con un farol de rodillas, pero fue muy poco su
lucimiento con el capote. Le faltó castigo en varas al burel, yéndose para
arriba en la muleta; faena de poder a poder; una “joyita” que se rajaba y salía
suelto, y que en muchas ocasiones se coló buscando al espada. En fin…, que el
torero sudó el terno y en serio. Estocada defectuosa.
Dicen que las
oportunidades se presentan calvas; entonces, ¿por qué razón Zotoluco no
aprovechó a “Guantero”? El mejor toro de la temporada sin duda; eso sí, le
faltaban 15 centímetros de pitones, pero la calidad de su embestida era
irrefutable. ¡¡¡Caray!!! El cárdeno oscuro merecía una faena más artística, con
más entrega y emoción. Aunque logró arrancar el olé a La México, le faltó
acompañamiento en los muletazos. De pronto se escucharon gritos de ¡¡toro!! Ni
hablar…, flor sin aroma. Un toro que merecía mucho más.
“Malagueño”
fue el primero del lote de El Juli, que a su salida hizo cosas muy parecidas al
primero, pero Juli tiene título de maestría y supo enseñarlo a embestir con el
capote y después meterlo a la muleta; lances a pies juntos previos a la puya
que fue floja y sin recargar; manseó al tomar la vara el cinchado calcetero,
que salió suelto después del quite por chicuelinas y se fue a tablas a esperar
a los rehileteros. Señoras y señores: no cabe duda que la técnica y los años
dan sitio. Julián tiene firmeza y seguridad ante cualquier toro, y obviamente
esa sapiencia le permite ejecutar una faena como la que se le vio hoy, llena de
recursos, alternando el bien torear con la pericia de un prestidigitador,
ajustado en algunos pases y despegado en muchos, haciendo que el rugido del
embudo se escuchara más allá del Estadio Azul. Estocada defectuosa, trasera y
desprendida que provocó derrame; sin embargo, la faena estaba hecha, se desató
tremenda bronca por la negación del trofeo por parte del juez de plaza:
Gilberto Ruiz Torres que será recordada por mucho tiempo. Hasta donde yo sé, la
primera oreja la otorga el público, ¿o no? Vuelta al ruedo para el madrileño.
A su salida,
“Picador”, quinto de la tarde, que fue muy protestado, mostró el cobre que le
afloraba por todas partes: salió cayéndose, se rajó en el caballo y puso al
Juli a bailar con la más fea; para variar, con la espada fatal.
Tengo la
impresión de que el lote de Adame fue el de menos presencia: su primero,
“Tlaxcalteca”, salió cayéndose, aunque estaba bien presentado; le faltaba
fuerza y el de "Aguas" lo tuvo que llevar con algodones, toreando a
media altura; faena muy larga sin llegar a nada. Pésimo con la espada, caló al
174 de la ganadería de Montecristo.
Los tres
alternantes dejaron al burel más fuerte para abrir plaza y al final a los
despuntados y manipulados. Adame no fue la excepción con el sexto de nombre
“Vencedor”, que también fue protestado por su falta de trapío. Con el capote
pudimos ver todo el repertorio adamista, incluyendo sus gustadas zapopinas. El
negro bragado fue el mejor de la corrida en el caballo, tuvo movilidad y buen
estilo al embestir, cosa que fue aprovechada por el espada que alternará con su
majestad José Tomás el próximo domingo, cortando una oreja después de coreada
faena, más pensando en el público, que en el arte del toreo.
Quien suponga
que las figuras del toreo llegan a ojos cerrados a la plaza, están en un error.
Los toros son vistos y escogidos por sus apoderados mucho tiempo antes de la
corrida. Hago este comentario para todos aquellos que piensan que la presencia
de los cornúpetas es sólo responsabilidad del ganadero o la empresa.
Para el
próximo domingo 31 de enero: tres toros de Fernando de la Mora y tres de Los
Encinos para Su Alteza Serenísima José Tomás y el torero de México Joselito
Adame.
¡¡¡Que Dios
reparta suerte!!!
Por Lupita
Loera @GuadalupeLoera
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