DE ABANDONADO A ABANDERADO

Después de la marcha del cuñado, a Ramón Valencia se le han quitado de repente todas esas tradiciones no escritas de la empresa Pagés. Si ya nos pareció extraño que accediera a que se televisara el domingo de Resurrección, cuando años atrás decía que nunca romperían con el misterio de la plaza, ahora Ramón se saca de la manga lo de romper la antigüedad de las alternativas para conformar carteles.

Menuda inyección de modernidad se ha pegado el nuevo y solitario empresario de Sevilla.

Que se televise la corrida del domingo de resurrección lo puedo hasta entender. Y es que un espectáculo de esa expectación, que se quede sin televisar, es propio de los años prehistóricos. Nadie entendería que se quedara sin televisión ninguna final o semifinal de un mundial. El domingo de resurrección en un día clave para Sevilla y para la fiesta, y la no presencia de la tele, era como llevarlo a la caverna en los tiempos de la tecnología. Además, es un buen motivo para no quejarse, como lo han hecho todos los años, de que era un cartel deficitario. A lo mejor lo que era deficitario era el trabajo.

Pero otra cosa bien distinta es querer cargarse el rito de la antigüedad. Por ahí no paso. Una cosa es perdonar a las figuras que abandonaron su plaza y otra ser ahora abanderado de su poco compromiso con la fiesta. Si esta fiesta vive, es por el rito, por mantener la tradición y el respeto. Porque ahora Morantito se queje de que tenga que abrirle cartel las cinco tardes en Sevilla. Porque a más de uno le dé un sincope porque tiene que torear el primero de la tarde, es ley de vida. Yo tampoco quiero hacerme viejo pero día a día salen más canas. Ramón su tarea es hacer buenos carteles, tratar que la emoción no desaparezca de esa plaza y hacer el espectáculo más para el pueblo y menos para los “miarmas” adinerados que les gusta aparentar.

Unirse ahora al complejo de Peter Pan de las figuras del momento no hace nada más que incrementar eso que se escucha de unos pantalones bajados.

Fran Pérez @frantrapiotoros