El Sol
reinante en Lorca el sábado de Gloria, propició la desbandada hacia la costa de
sus habitantes, después de una Semana Santa intensa de emoción y pasión.
Mala cosa
para la novillada que estaba anunciada para el día. Si ya de por si el cartel
no tenía el contenido necesario para crear
ambiente, el clima y la fecha no han ayudado tampoco.
Y es que
Lorca, tan difícil en lo taurino, está acostumbrada a más remate en sus
carteles. Se echó de menos la presencia de algún novillero murciano más, que
hubiera atraído a su gente hasta la ciudad barroca.
Con un cuarto
de entrada en los tendidos de la plaza portátil instalada para la ocasión (ojalá
vuelva la grandeza de Sutullena pronto) se
lidiaron novillos de buena presencia de Gabriel Rojas. Una novillada
bien presentada en su conjunto y de juego variado.
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