Uno que viene
de Valencia, de manifestarse detrás una pancarta defendiendo mi pasión, mi
entretenimiento, mi forma de vida y mi sueño de infancia, no deja de
sorprenderse al ver la cantidad de mala fe, de picardías, corruptelas y demás
familia, que inundan el sector taurino de purín, hasta casi ahogarlo.
A lo mejor,
la tauromaquia tiene lo que se merece. Y se lo merece porque dentro de ella,
hay infinitas cañerías llenas de cucarachas para ir al montón donde hay más
mugre. No podemos ponernos detrás de una pancarta, hasta que el sector, coja de
una vez la lejía y el estropajo, para quitarse de encima a ciertas personas (y
estoy generalizando, que luego alguno os enfadáis y preguntáis quien soy) que
son una bomba dentro del metro de Bruselas. SIGUE LEYENDO EL ARTÍCULO COMPLETO EN EL MULETAZO (Click aquí para acceder al texto completo en elmuletazo.com)
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