Cuando
todavía estaba el señor Canorea en la empresa de Sevilla, se
atrevieron un año, para justificar la ausencia de la ganadería
triunfadora del año anterior, decir que lo de Juan Pedro Domecq era
Jamón del bueno. Resulta que ese año, el jamón del bueno, dio tres
recitales de salir rancio y a la ganadería la castigaron con dos
años de ausencia de la feria de Abril.
Pero
el tiempo pasa y los dos años de ausencia no es que hayan curado el
jamón, es que ahora, lo de Juan Pedro es Carne Muerta.
Larga
e insufrible la tarde de hoy en La Maestranza. Porque la carne muerta
de Juan Pedro dio al traste con las ilusiones que había puestas y
porque un presidente, desacertado, tardón, sin visión y con tintes
de ser esbirro de la empresa se aguantó el pañuelo verde en más de
una ocasión. Debió devolver al primero, al segundo, al tercero,
devolvió al cuarto porque no le quedó más remedio, al sobrero, el
quinto se mantuvo porque peleó bien en varas y el sexto aguantó un
poco más.
Ante
semejante petardo la tarde del sábado de prefería tiene poca
historia. La pena es ver como Sevilla pierde su seriedad para dar
paso a la facilidad de la tauromaquia 2.0 dónde el toro poco importa
y las posturitas y pases con el toro despegado son ovacionadas,
jaleadas y acompañadas por la música.
Enrique
Ponce cortó una oreja al primero por hacer de enfermero. Su típica
faena fácil y ayudando al toro a ir para delante, con la mano a
media altura y pecando de pico. Mató de entera desprendida efectiva
y la gente le pidió dos orejas en Sevilla. Por ir con la ambulancia.
Dos. Si me pinchan no me lo creo. Le dieron una, cuando en otros
tiempos la actuación era de ovación.
Si de
enfermero actuó Ponce con el primero, con el segundo Manzanares tuvo
que hacer lo mismo. Lo que pasa que aquí se acrecentó la ración de
pico y la cosa no fue a mayores. Y encima saludó una ovación.
El
tercero se mantuvo en el ruedo con toda la plaza en contra por su
soberana invalidez. Roca Rey pagó cara la decisión del presidente.
A Roca, no le vale un torito sin alma. La valía de este torero tiene
que tener delante, al menos un toro que empuje y se mueva. Alargo
demasiado la faena y aburrió al personal, que abroncó justamente al
presidente del festejo, al terminar el tercer acto de la tarde.
El
cuarto fue para atrás y en su lugar salió un sobrero de la misma
ganadería, muy deslucido. Aquí, a Ponce no le valió ni la
ambulancia.
El
quinto peleó bien en varas, aunque justo de fuerza, la cuadrilla de
Manzanares le hizo las cosas muy bien. Tras un buen tercio de
banderillas, Manzanares le dio distancia al toro pero el ajuste
volvió a recordar a los túneles de la autovías. Sevilla sabe que
Manzanares no esta bien, y este toro, sin ser nada del otro mundo, en
otros tiempos, lo hubiera cuajado de cabo a rabo. De ahí la frialdad
con la que lo trataron al finalizar la actuación. Unas palmitas de
decepción que bajan a Manzanares del trono de la maestranza.
El
sexto fue deslucido y sin trasmisión y pese a que Roca Rey dio una
lección de firmeza y valor, faltó esa explosión que un toro con
más alma pone al trasteo. Atropelló la razón y le costó un
disgusto importante en forma de cogida, en unos segundos
escalofriantes, que enmudecieron y asustaron al publico. Por eso dio
una vuelta al ruedo al finalizar su actuación y dejó más ganas de
Roca Rey en Sevilla. Ojalá que con un toro acorde a su gran estado.
Ficha:
Plaza
de Toros de La Maestranza de Sevilla. Sábado 9 de Abril. 7ª de
feria.
Toros
de Juan Pedro Domecq, el 4º como sobrero; flojos, descastados y
deslucidos.
Enrique
Ponce: Oreja y Ovación
José
María Manzanares: Ovación y Ovación
Roca
Rey: Ovación y Vuelta al Ruedo.
Entrada:
Lleno de “No hay localidades”
Presenció
el festejo el Rey Emérito Juan Carlos I, en compañía de su hija y
su nieta.
Y
mañana: Rejones
Por
Fran Pérez @frantrapiotoros
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