Cada día entiendo
menos de toros. No es El Juli Santo de mi devoción pero he de reconocer que al
complicado segundo le sacó petróleo por el pitón izquierdo. Para mí lo mejor de
la tarde, porque El Juli es más torero cuando tiene delante un toro con dificultades.
Con el noble quinto, que llegó a la muleta sin picar, me gustó menos porque a
este torero la comodidad le sienta fatal. Todavía estoy buscando en el mercado
las pastillas de alegría que se toman los presidentes de la plaza de toros de
Pamplona para conceder orejas a diestro y siniestro y premiar con vueltas al
ruedo a toros que de bravura tienen lo que lo políticos de veracidad.
Hoy le tocó
el premio a El Juli con una Puerta Grande de Nivel Portátil en San Fermín y una
vuelta al ruedo a un toro de Victoriano. Sigue la fiesta en Pamplona. Una
fiesta que el palco debe saber contener y llevar a la plaza hasta límites del
cachondeo. Ver en los toros en Pamplona cansa. Como aficionado desespera.
Para fiesta
la que tienen montada en el palco del Plus. Cada retrasmisión la viven con
entusiasmo cada vez que retrasmite el joven.
Fracasos con tapadera y no pasa nada. Da igual que la evidencia sea
clara, siempre habrá una palabra parta tapar el descalabro. Cuando narra el
marido de la jefa de prensa de algunos toreros la fiesta de los toros parece un
anuncio de compresas donde sólo falta el confeti. Muchos aficionados ponen el
modo ambiente, otros apagan la televisión y los más extremos se borran del
canal. Porque su fiesta de la tapadera se convierte en la siesta del sofá para
los que estamos viendo la televisión. Que se enteren de una vez. David Cansa.
Fran Pérez
@frantrapiotoros
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