Si en el
toreo a pie la emoción anda de capa caída, en el de a caballo pueden ponerle
velas a la Virgen que quieran que el sopor no se va ni con agua hirviendo.
Siempre
fui de Pablo Hermoso, el rejoneador más torero de todos los tiempos, pero Pablo
últimamente está errando en su política de no actuar junto a Diego Ventura.
Gusten o no,
los dos rejoneadores tienen que verse las caras en plazas de vital importancia.
Y hoy, la tradicional corrida de rejones de la feria de San Fermín de Pamplona
era la fecha ideal para enfrentarse mano a mano.
Sea por lo
que sea, no lo hacen. No sé realmente de quien será la culpa, lo que si se es
que se hace raro que un rejoneador como Ventura no cuente para la Casa de Misericordia
durante tantos años.
Tengo que
decir que a pesar del festival orejero sin ton ni son de hoy, me he aburrido
como una soberana ostra. Falta rivalidad y falta algo esencial que también peca
el toreo de a pie. Falta toro. Los chochones y flojos y hasta parece que
adiestrados toros de Capea son la antítesis del toro bravo. Para colmo, la
presidencia se ha pasado de pacharán antes del festejo y ha premiado a uno con
una vuelta al ruedo. Ya me dirán ustedes en que se basan para darle la vuelta
al ruedo a un toro de rejones.
En el rejoneo
también hace falta que los rejoneadores se salgan de lo habitual. Que lidien
corridas que den más problemas. Que las lidias no parezcan el número de circo
del toro mareado y que vuelva la emoción a los tendidos y las caras de responsabilidad
a los montados. Y si hay rivalidad, mejor que mejor.
Mañana
primera corrida de toros de ciclo. Se la contaremos.
Fran Pérez
@frantrapiotoros
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