Me da rabia
que una faena templada, con gusto y pureza se haya quedado como la nada hoy en
Pamplona. Ureña ha recibido la indiferencia del personal por no dar ni un solo rodillazo.
Ser fiel a su estilo le cuesta el silencio.
Una faena pura y de afición. Pero es
que Pamplona es Pamplona y sacar de la alucinación del calimocho al personal,
cuesta salirse de la pureza. El Sol y el empacho de magra con tomate necesitan
guerra. La guerra se sintió con un volteretón a Roca Rey. Eso, ayudado a que se
los pasa muy cerca, le valió el triunfo de hoy. Algún día veremos torear de
verdad a Roca Rey, es más, Roca Rey necesita ya torear de verdad. El año que
viene, cuando la novedad ya no sea tanta novedad, el toreo le hará falta.
Pero quiero
desde aquí reconocer la capacidad de superación del peruano. Con todo para ser
alguien en el Perú, decidió venirse a España. Quería ser figura y empezó desde
la nada. Paso a paso, arrimándose mucho y siendo consciente de lo que hay que
tener para ser torero se ha colocado al principio del pelotón. Porque para ser
torero no se necesita un padre que te haga plazas de tientas, que te compre
ganado, que te monte toros, que te compre vestidos, que se alíe con este y con
el otro, que regale entradas a diestro y siniestro y más cosas que no se pueden
contar. Para ser torero hay que arrimarse y tener capacidad de sacrificio, y lo
que es básico, tener afición. Y si encima sabes torear, mejor que mejor.
Subirse al carro de ser figura es difícil, pero sin camino es imposible. Yo soy
de los toreros con ese camino.
Fran Pérez @frantrapiotoros
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