Entiendo que
muchos toreros no quieran torear en Pamplona. La verdad es que ver un festejo
en Pamplona te recuerda a los campamentos del Viña Rock, a la cogorza que
cogiste con tus colegas aquel día, aquella hora, en ese instante. No huele a
puro y si a rezumete de fiesta y agrio de vino en la calle.
Te recuerda a los
años de catapun ye ye, al patinazo que siempre nos llevamos a eurovisión, a las
chanclas con calcetines del guiri de turno. Al desmadre playero de cualquier
extranjero de ida y vuelta.
Chunda chunda
que acaba en ibuprofeno. Y encima la musiquita de la 20th Century Fox. Cine del
malo una tarde de verano. Menos mal que hoy Talavante ha subido el nivel de la
peli, aunque no se hayan enterado.
Joselito se
presentó en 1988 y nunca volvió. Y es lógico. De Toros sólo el bulto negro con
pelo y dos petacos en la cabeza. Lo demás para olvidar.
No me gusta
ver toros en Pamplona. Que me disculpen los pamploneses. Yo soy más talibán en
este asunto. Y no concibo que al que está en el ruedo le dé la espalda. Porque
el toro mata y eso debe tener un respeto. Y como yo respeto, sé que Pamplona es
así y que su supervivencia depende de que sea así.
Fran Pérez
@frantrapiotoros
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