Si el siglo
XX puso al valor el nombre de Diego, el siglo XXI ya tiene nombre para su emblema
del valor.
Si hablamos
de valor, no podemos olvidar a Diego Puerta. Ese gran torero sevillano nacido
en 1941 y al que apodaron “Valor” por la gran capacidad de arrear para el
triunfo y no dejar la batalla por perdida.
Ese arrojo le llevó a tener que vérselas
muchas veces con la olor de la enfermería por las gravísimas cornadas que
sufría.
Ese arrojo, esa
capacidad de hacer cavilar al contrario y pasar por encima de él como una aprisionadora
la tiene un peruano al que todavía no le ha crecido la barba.
En el siglo
XXI, el valor se llama Andrés. Porque Roca Rey, en los carteles, da miedo. Da
miedo a cualquier torero que se anuncie con él. Verlo en el patio de cuadrillas,
de frente, tiene que dar espanto, porque su presencia exige arrimarse más de lo
que a lo mejor se traía pensado de casa. Hoy por hoy, el valor, la sorpresa, la
novedad, la tiene Andrés por bandera. Y con menos de un año de alternativa.
Gran noticia
para la fiesta de los toros. Y aunque sabemos que el valor no va acompañado del
toreo, este tiene cabeza y raza, para que más asentado, cuando la fiera se
calme, nos deje tardes de gloria al natural. Roca Rey es muy consciente de que
el valor puede oler a suero y drenaje, pero no le importa. Larga vida al Rey.
Lo Mejor, que tiene 19 años.
No sería
justo dejar hablar hoy de Miguel Ángel Perera que ha regresado de la Isla de
los olvidados para dejar la mejor tarde de su temporada. El tono de su tarde
era para más reconocimiento, pero se lo llevó la espada.
Si sufrís de insomnio,
poneos a Sebastián Castella.
Por cierto,
aceptable corrida de Cuvillo, mansita pero interesante. De aquí para arriba
Álvaro, no bloquees este camino.
Fran Pérez
@frantrapiotoros
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