viernes, 19 de agosto de 2016

HOMENAJE AL POETA TORERO

Que no quede desapercibido hoy, que un luchador de la vida amaba la fiesta de los toros. Si, como lo leen. Cual torero agarrado a su muleta, Federico dio naturales a la incomprensión en busca de la puerta grande de la libertad. Y cuando se torea duele. Y cuando se tiene más talento que el rival se produce la envidia. Y de la envidia, la maldad.

Federico García Lorca, un torero con espada por pluma y muleta zapatera prodigiosa, que arrastró su capote sobre el albero yermo de la dictadura y cuajó romanceros gitanos en noches de sueños de viaje a la luna.

80 años hace, 80. Y la cultura sigue en llanto. Y esa tauromaquia que defendió sigue impregnada por la injusticia. Afortunadamente España cambió, pero no se fue esa idea de derribar desde arriba al que puede pasar por encima de ti. Y de ejemplo, sólo tenéis que ver los carteles de las ferias, y el miedo a que los aromas de libertad derriben los muros dictatoriales de la casa de Bernarda Alba que tienen montada las figuras del toreo.

Donde quiera que este, el mundo del toro le debe un gran homenaje. Que alguien como el dijera esto: «El toreo es probablemente la riqueza poética y vital de España, increíblemente desaprovechada por los escritores y artistas, debido principalmente a una falsa educación pedagógica que nos han dado y que hemos sido los hombres de mi generación los primeros en rechazar. Creo que los toros es la fiesta más culta que hay en el mundo»; pone “a las cinco de la tarde” a toda clase de seres poco estudiosos que hablan de progresía y que en la vida han leído a los suyos.

Viva la Cultura. Y por tanto, Gloria a la fiesta de los toros.
Por Fran Pérez @frantrapiotoros

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