jueves, 18 de agosto de 2016

PETRÓLEO

Y en Málaga llegó la paz, aunque a un libanés le quitaran el petróleo. Porque en esta continua guerra llamada tauromaquia, el único robo que vale es el del corazón. Extraer el petróleo del toro para convertirlo en toreo. En toreo que llene los surtidores de afición para que se comparta y se extienda.
A día de hoy, son pocos los refinadores de toreo que con sus muñecas son capaces de crear el misterio para que los corazones de los aficionados se muevan. Ese misterio, que como la gasolina, hay que repostar de vez en cuando. Ese enigma que enfría las pieles y enrojece las manos. Ese secreto que hace de las lágrimas las reinas de la alegría. SIQUE LEYENDO EL ARTÍCULO COMPLETO EN LA WEB DE EL MULETAZO (Clic aquí para acceder al enlace para poder leer el artículo completo de Fran Pérez)

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