lunes, 26 de diciembre de 2016

A la medalla de Oro de las Bellas Artes: ¿Por qué no con uno de Cuadri Julián?

Entre turrón, mantecados y alguna que otra borrachera, nos hemos encontrado con la noticia de que el Consejo de Ministros ha otorgado la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes a Julián López “El Juli”

Arte abstracto. De ese del Museo Guggenheim. Contemporáneo pero que no se entiende. Normal que muchos aficionados, al ver a quien se ha concedido este premio, hayan puesto la cara del que ve un cuadro rayado que dicen que vale un pastizal, pero que parece el dibujo de tu hijo cuando le da por pintarte las paredes.

Para gustos los colores, y no seré yo quien critique esta concesión. Aunque no sea un fanático de sus obras, he de reconocer que en la obra de El Juli sobre el albero, destaca la del toro “Cantapájaros” de Victoriano del Rio en Las Ventas de Madrid y alguna que otra faena a toros de Victorino en Bilbao, cuando en sus inicios llenaba las plazas por su juventud y frescura. También la del sobrero de “San Martín” en Logroño podría entrar dentro de las obras donde lo abstracto fue más liviano y se pareció al toreo de verdad.

Si de verdad tiene poso este premio es porque el de Velilla consiguió, que a finales de los noventa, la gente volviera a las plazas de toros.

Es verdad que su carrera ha tenido muchas sombras. Sobre todo en cuando la presentación he integridad de las reses que ha lidiado. De todos es sabido aquel escándalo soberano en Castellón con los toros de Victoriano con unas defensas paupérrimas o la Zalduendada de una feria de San Miguel de Sevilla que dolió y afectó a los tendidos de la Maestranza.

Precisamente aquí, en Sevilla, fue cuando vivió el peor momento de su carrera al ser cogido de mucha gravedad, en una feria de Abril, por un bravo toro de Victoriano del Río. Ese año, Julián iba a matar la corrida de Miura. Reto que ya recuperado parece habérsele olvidado.

Precisamente eso es lo que demandamos los aficionados. No puede ser que torero tan poderoso este atado siempre a una misma ganadería. Verlo siempre con toros de Garcigrande ya no llama. Ya sabemos que les va a sacar pases por todos sitios. Un gesto hacia la afición abriéndose a otro tipo de encastes y ganaderías le sumaría puntos a ese premio que recogerá de manos del Rey Felipe el próximo año.

Esa frase de “toreo para mí” no beneficia para nada a la fiesta. El torero debe torear para el que paga. Y el que paga quiere emocionarse y ver al torero currárselo de verdad con toros de diferente condición y encaste diferente.

Es por eso que su poder, ya sea despegado, acostado, bueno o ajustado; parece desaprovechado. Y eso la fiesta lo nota.

¿Por qué no con uno de Cuadri Julián? ¿O con uno de Cebada?

Enhorabuena por el premio

Fran Pérez @frantrapiotoros

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