viernes, 8 de enero de 2016

EN EL PAIS DE LOS BENZEMAS...

Poner la tele y adentrase en esa estúpida adoración, a niñitos que no saben hacer la o con un canuto. Ver como escandalosamente los aplauden, por saltarse un resalto de un paso de cebra invadiendo la calzada y metiéndose, a más de la velocidad permitida, en el garaje de cierto campo de fútbol.
Niñitos “amillonaos” sin respeto, vestidos por la calle como mojigatos de mercado, que sin embargo, son imitados en peinados y formas por los niños y jóvenes de este país.

Chulitos que son capaces de hacerle chantaje a sus compañeros a cambio de no se sabe que, de formar guerras internas a sus superiores, porque los dejan en el banquillo. De llorar y llorar y amenazar porque quieren más parné.

Cuando veo esto, más me gusta la fiesta de los toros. Más aprecio al que se pone delante del toro. Porque su miedo se convierte en gloria, porque su respeto, en personas. Como cambiaría la cosa, si en lugar de incultura pelotera, los niños de este país se adentraran en la educación taurina. Educación Taurina para respetar al toro. No quiero que todos sean aficionados. Pero para ser persona, siempre tiene que haber un toro que respetar.

El problema de esta sociedad es que los padres de los niños tampoco tienen un toro que respetar. Y de ese irrespeto se llega a la situación en la que nos encontramos. Un país de Benzemas en lugar de un país de Puerta Grande.

Por Fran Pérez @frantrapiotoros

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