No sólo el
descaste y la falta de fuerza desprestigia a la cabaña brava. También la cabaña
humana esta presa del pasotismo, de la frialdad y del recelo.
En un mundo
donde ya cuesta hasta dar los buenos días, donde el hielo congela la memoria y
la simpatía es un anhelo; siempre es bueno encontrarse con la bravura, con el
apoyo y la palabra de consuelo, con la sonrisa que olvida males, con la palabra
que calma mares y con la evidencia clara, que el mundo es un pañuelo.
La vida es
como un traje de luces y lo que eso significa. Responsabilidad ceñida a tu
cuerpo, miedos que se esconden, sueños al horizonte y algunas gotas de esencia
de azar, llámenlo suerte, en el justo momento.
Y cuando
menos te lo esperas llega a ti. Sin que lo anuncié un clarín que rompe el
viento, un cárdeno fiel a la vida, que se agarra y lucha por su estipe, que romanea
sin dudar en el peto. Que se viene arriba en banderillas y que humilla en la
muleta, por abajo, haciendo el avión peleando con todo, emocionando con su
alegría al tendido y quitándole argumentos al sueño.
Y la realidad
te pone la dicha de oreja a oreja, porque no encontraste algo cualquiera. No es
sólo el fulgor del instante. Es un premio que llevarás toda la vida, que este
donde este tendrá tu respeto. Que como aquel toro “Cobradiezmos”, no habrá otro
igual y será parte de tu historia. De esa historia que sólo se puede contar con
los dedos de una mano y que ha sido inspiración de poetas y alma de la paz. No
se vende en pastillas ni la fábrica ningún magnate. Busquen en su corazón, la
encontrarán. Pregunten por la amistad.
Para todos
los que nos sentimos orgullosos de tener al menos un amigo de esos que son
hermanos y el ánimo para el que no lo tenga, que lo encuentre. Ganarán en
felicidad. Se lo aseguro.
Fran Pérez
@frantrapiotoros
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