No hace falta
mirar al cielo para ver astros en la Tierra. Por Otoño, como no podía ser de
otra manera, dos planetas se han alineado. Y del encuentro un fogonazo de
pasión. Por los campos de afición crece la pureza. Por los cauces de los
corazones corre la sinceridad. La Vida misma. El toreo eterno.
No hay nada
más bonito que la admiración. Esa que hace que los nervios vayan a flor de piel
y que las palabras no salgan pero los gestos se acrecienten. Miradas que
delatan y ponen de acuerdo. Comisuras de los labios radiantes de felicidad. Momentos
que no tienen precio. Cuando el alma torea, no hace falta toro para expresar el
arte. Arte plasmado en una fotografía.
Ayer en Olías
del Rey, Juan Mora y Paco Ureña se juntaron para decir sin palabras lo mucho
que se aprecian. Sentimiento reciproco de un maestro que ha sentado catedra y
de un sucesor que piensa seguir con la lección.
La torería está
de enhorabuena.
¡Cuánta verdad
en un instante!
Que salga el
toro…
Fran Pérez
@frantrapiotoros
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