Don Joaquin Vidal aguantando la lluvia en Las Ventas |
El mensaje
del presidente del Foro de la Juventud Taurina ha sido claro. Nada que no supiéramos
antes. El mal de la fiesta esta dentro de la fiesta. No busquen agentes
externos. ¡Menos mal que es para ensalzar las virtudes del sector!
La gala del
foro se había convertido, en ausencia de una gala nacional que premie el valor,
el esfuerzo y la bravura en el ruedo, y la cría del toro bravo en la dehesa, en
la gala nacional del toreo. Como el cine tiene los Goya, la televisión y la
radio los Ondas, o el teatro, los Max. No está el asunto como para perder esto.
Tengo la
sensación, que digo, la certeza, de que la afición a los toros quiere más a la
fiesta y la defiende más, que los que integran el tinglado. Claro, siempre hay
excepciones, que afortunadamente entienden que la afición es el motor que mueve
su profesión. Porque si no existiera, si la llama de ir a una plaza de toros se
apaga, si las ganas, estas que tengo yo ahora mismo al escribir esto de ir a
ver un festejo taurino, en pleno invierno y mirando nieve por la ventana, algún
día desaparecieran; su profesión, su empresa, su chollo, su sueño, se
esfumaría.
Quiero dar
las gracias desde aquí a los que comprenden esto y que hacen todo lo posible
por cuidar el motor que mueve la fiesta. Un motor que a veces se atasca cuando
la ilusión se transforma en un no rotundo, en poner la mano a cambio de o en
simplemente pasar del asunto.
Engrasar la
máquina es tarea de todos. Y ahora que está de moda, cojo una frase del populista
Donald Trump, cambiando América por Afición. Porque la fiesta de los toros es
del pueblo y nació para él.
¡AFICIÓN
PRIMERO!
Fran Pérez
@frantrapiotoros
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