Manuel
Escribano y Diego Urdiales han decido poner tierra por medio de las grandes
casas que los apoderaban. Ambos inician otra vez el camino de la independencia.
Manuel Escribano
le dice adiós a Taurodelta. Esa empresa que creía tener el trono del toreo y
que repetiría sin esforzarse mucho, pero llego Simón, y se sentó primero. El
despiste les ha llevado del todo a la nada. Taurodelta pasa por su horas más
bajas y tan sólo les queda el apoderamiento de Sebastián Castella. Con los ojos
sólo centrados en el francés, Escribano necesitaba cariño. Y los brazos
abiertos se los ha encontrado en Raúl Gracia “El Tato”, que a buen seguro
mimará a un torero que merece lo mejor esta temporada. Lo de Alicante fue muy
duro. Un cornalón, un cambio de rumbo, un parón inesperado, una recuperación
lenta. Afortunadamente todo parece volver a la normalidad. Su vuelta se intuye
cerca. No pudo ser en Olivenza, donde en un principio iba a estar anunciado.
Puede que hasta todo se retrase a una plaza santo y seña del torero de Gerena.
La Maestranza de Caballería de Sevilla, dónde Manuel se las verá con la corrida
de Victorino Martín, además de otra que podría compartir con Juan José Padilla.
Diego Urdiales,
salvo la faena a ese toro de Torrestrella en Bilbao, no hay encontrado en la
FIT la inspiración que el torero necesita. No ha sido la del 2016 su mejor
temporada, es más, ha sido una de su peores temporadas, es por eso que Diego
quiere volver a los orígenes. Menos comodidad al lado del poderoso y más
incertidumbre del dónde y el cómo. Eso sin duda le hacía crecerse. Y la afición
pide ver otra vez a Urdiales crecido. Luis Miguel Villalpando en solitario
volverá a ser su apoderado. Que la suerte les acompañe. De momento, Madrid
puede ser su primer compromiso de la temporada 2017.
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