En noche de
renovación de chorizos y con la esperanza de que los nuevos que entran, no huelan
también a pimentón y ahumado, os cuento que en las Ventas un torero, a base de
huevos, ha llamado con fuerza a la necesaria renovación del escalafón de
toreros.
Y es que ya
basta, que populen por las ferias toreros más vistos que el tebeo, cuyo
curriculum o carrera, como muchos de los políticos que salen hoy, está acabada
o empañada por la corrupción de la tauromaquia. Ser torero es salir a darlo
todo a la plaza y dar al público y aficionado motivos verdaderos para que
vuelvan a ponerse en una cola a sacar una entrada para este vendido espectáculo.
En lo de ser torero, no entra el anunciarse en plazas y caerse, el día de antes,
porque, “al torero”, le apetece dar palmas en la aldea del Rocío.
Alberto López
Simón ha llamado hoy a la renovación. A base de valor, le ha expuesto a sus
toros y los ha exprimido. Porque con muy poco material ha puesto al aficionado
de acuerdo, aunque, eso sí, su premio haya sido demasiado grande, para los que
aun creemos, que Las Ventas y su puerta grande debe ser territorio para los que
torean.
Y es que Alberto
al ciervo feo y manso que hizo tercero, lo sobó, se lo pasó cerca, se ajustó,
sacó tres pases por bajo de antología , una tanda de derechazos ligada y luego
muchos arrestos con una estocada entera que merecieron una justa oreja. Una
oreja de Madrid. Con el borrico sexto, que no tenía un pase, López Simón tiró
de lo que envuelve el escroto, otra vez, sacando cosas imposibles y llegando
con fuerza al tendido. Una faena de reconocimiento pero no de oreja, porque
faltó toreo. Y eso, unido a un pinchazo bajo y una estocada entera debió dejar
el premio de López Simón en el reconocimiento unánime, de que su valor debe
entrar con fuerza y aire fresco para quitar telarañas en el escalafón. Pero la
gente estaba caliente y muchos pidieron la oreja que Julito Martínez, el
presidente, con ganas de juerga, otorgó. Una oreja protestada que le abría a
Alberto López Simón la Puerta Grande de Madrid para seguir con el tono amable y
desvirtuador de la feria. No era de Puerta Grande, pero las buenas sensaciones
dejadas por el torero ahí quedan.
David Galván
también dejó sello con el primero, donde dejó destellos de buen corte ante un
animal que no valía nada. Un cambio de mano y dos naturales extraordinarios. Si
una figura que se me yo, da ese cambio de mano, estarían hablando de él todo el
año. Saludo una ovación. El cuarto,
deslucido, no le dejó rematar su entonada tarde.
Por el
contrario, no fue la tarde de Víctor Barrio, que se amontonó y no se acopló con
el noble y soso segundo y no tuvo suerte con el deslucido quinto.
Ficha:
Plaza de
Toros de Madrid, Las Ventas. Domingo 24 de Mayo. 17ª de San Isidro.
Toros de Las
Ramblas, feos y presentados en escalera. Deslucidos en General.
David Galván:
Ovación y Silencio
Víctor
Barrio: Silencio y Silencio
Alberto López
Simón: Oreja y Oreja Protestada.
Entrada: Dos
tercios de entrada.
Y mañana:
Novillos de Montecillo para: Martín Escudero, Francisco Espada y Joaquín
Galdós.
Por Fran
Pérez @frantrapiotoros
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