Si lo de la serie “El Ministerio del Tiempo” de TVE fuera real, yo
quiero que me trasladen al 29 de Junio de 1892. A la Lorca de la época, dónde
ese día, se vivió el magno acontecimiento de la inauguración del coso de
Sutullena.
Puedo imaginarme a gentes de todos los alrededores de la ciudad
inundando las calles de la ciudad fronteriza, esperando que fueran las cuatro
de la tarde, para ver trenzar el paseíllo en el nuevo coso lorquino y para los
lorquinos, al tan conocido diestro cordobés y figura de la época, Rafael Molina
“Lagartijo”, y al dueño y señor del toreo de esos tiempos, Rafael Guerra
“Guerrita”. Ambos concedieron a Antonio Reverte, torero emergente, el honor de
ser el primer espada en estoquear un toro en esa plaza, por ser hijo de
lorquinos emigrantes a Sevilla. Ese toro lució el hierro del excelentísimo
señor Duque de Veragua.
Dicen los documentos de ese día que 10.000 personas abarrotaron la plaza
y lo mismo ocurrió al día siguiente, que se enfrentaron mano a mano, Reverte y
Guerrita con toros del mítico hierro de Miura.
Igualito que ahora. Entiéndase mi ironía.
Tras la cruda guerra civil, la familia Montoya recuperó el coso y lo
reinauguró. Los padres de los dueños actuales no podrían soportar hoy día ver
como el esfuerzo y grandeza que les supuso recuperar un monumento calificado
como “La Maestranza de Murcia” y patrimonio cultural de la ciudad, esta dejado
de la mano de Dios. Y que no me vengan con el terremoto. El movimiento sísmico
remató lo que el tiempo y el descuido de los hijos de los empresarios del
textil fue deteriorando.
Siento decirlo así, pero parece que con el terremoto les tocó la
lotería. Cogieron un buen pellizco del seguro y lo están empleando en vivir, en
lugar de reconstruir. Y ese círculo en las alamedas medio ruinoso, es un
suculento terreno para la especulación urbanística.
Su silencio no hace nada más que acrecentar el rumor que corre por todo
el mundo del toro de su poca voluntad para el arreglo y de sus exigencias
económicas para alquilar el piso de plaza antes de que el terremoto la dañara.
Si estos propietarios quieren conservar el honor que su familia siempre
ha tenido, no les queda otra que entregar la plaza al pueblo. Tomar ejemplos,
como el de la Ilustrísima Señora Baronesa de Petrés y Mallard, doña Concha
Sandoval, que cedió su palacio de Guevara para el enriquecimiento cultural de
Lorca y ahora en uno de los monumentos más visitados de la Región de Murcia.
La plaza de Toros de Lorca nació para los lorquinos y debe volver a ser
para ellos. Para que no quede en ruinas el recuerdo que tantas gentes tienen de
lo vivido en ella. Un muletazo de Pepín, un concierto de Mecano, un amor, un
desengaño, una sonrisa, un familiar, la mano de tu abuelo… y para que los
nuevos lorquinos también puedan contarlo.
#SutullenaYa
@frantrapiotoros
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