Valentía con
cubo de pintura. De madrugada como los vándalos. Destrozar Cultura como gran
hijo puta al más puro estilo ISIS. Ósea, terrorismo cobarde. Han destrozado la
estatua a Curro Romero en Sevilla. Pero lo peor de todo, es que lo ha hecho gente
de Sevilla. Y un sevillano que destroza el monumento de Curro, no tiene derecho
a ser sevillano, como todo aquel que destroza la cultura no tiene razón para
ser humano.
La pena es
que todo seguirá igual. En estos momentos, estos “valientes” deberían estar, al
menos, limpiando y pagando su fechoría. Y volverá a pasar, porque no se toman
las medidas pertinentes. Cinco años de servicio público en limpieza y
mantenimiento de monumentos, sin remuneración y pago de las costas del arreglo
de su desliz de pintor de brocha gorda es lo mínimo que deberíamos exigir.
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