Anda que si
decimos que la tauromaquia esta alicaída, la política de este país, ni te
cuento. Si comparamos ese mano a mano de ayer, en la academia de televisión,
con una corrida de toros, nos sale cualquier bodrio de plaza de talanqueras
televisado por Castilla la Mancha Tv.
La faena fue
de “Y tú más” cuando la afición, buscaba ansiosa naturales por bajo y
experiencia. Algo así como una rebelión de la figura del toreo ante la nueva generación
que viene arreando. Pero la cosa quedó como faena farragosa, en donde el toro,
que son los grandes problemas de este país, salió ganando. Todo un petardo de
los dos “toreros” que huían, sin soluciones ni cabeza, de los “encastados”
dilemas de la gente.
Pero ante la
inoperancia de lo que estaba pasando en el ruedo, la presidencia, tampoco
ayudó. El moderador, Manuel Campo Vidal dio orejas facilonas, no devolvió toros
cuando hubo lugar para ello y se guardó el pañuelo rojo ante la mansada.
Pero lo peor
de la noche fue comprobar que los palmeros políticos son mucho peores que los
taurinos. Aclamaron y defendieron la labor de tres avisos de sus líderes,
negaron la evidencia y fueron capaces hasta de gritar presidente, cuando el
toro del domingo, está todavía en el campo.
Noche de almohadillas.
Me dirijo a
los taurinos, ¿De verdad debemos seguir dando esta imagen? Lo del debate de
ayer y la fiesta de los toros tiene muchas similitudes. Hay que limpiar, de una
vez por todas, el olor a rancio de la fiesta de los toros, dar motivos para que
la gente vaya a las plazas, dejarse de bipartidismo ganadero y abrirse a otros
encastes, fomentar la competencia entre todos sin poner vetos entre compañeros,
bajar el precio de las entradas, racionalizar el caché de los toreros de arriba
y subir el de los de abajo, rescatar todos los tercios de la lidia como riqueza
inmaterial de la tauromaquia, que el presidente saque el pañuelo rojo sin
tapujos, el verde, el azul, el naranja también, que los medios cuenten la
verdad y nada más que la verdad sin venderse a la publicidad o al sobre, ser
implacables contra quien corrompe el nombre de la fiesta de los toros desde
dentro de ella, emocionarse y apasionarse con la casta, raza valor y torería
del torero, del banderillero, del picador y con la raza encastada, el tranco y
la verdad que pone el toro.
Voto por eso.
Fran Pérez @frantrapiotoros
Cuidado con los otros encastes, a ver si nos quedamos sin cabaña brava.
ResponderEliminarCuidado con los otros encastes, a ver si nos quedamos sin cabaña brava.
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