Caminar por
la constelación de la vida y toparse con estrellas que marcan tu vida e
iluminan tu sendero, si este estaba oscuro, o necesitaba más intensidad de luz.
Crecer como
persona y convertirse en agricultor de la ilusión, en la galaxia del toro.
Regar con entusiasmo la tauromaquia como parte de ti y hacer germinar algo que parecía
en peligro de extinción.
Ver florecer
la ilusión a base de constancia y trabajo. Ilusión sembrada en la mejor tierra.
Comarca de la amistad, le dicen. Y por la Luna, tan alta, la confianza. Tanto
monta, monta tanto. Son las que mandan.
Y así me
siento feliz. Con la comisura de los labios hacia arriba, gesto único, tan
sencillo pero tan codiciado. Dichosos los que han logrado que el gesto perdure.
Hoy lo siento
así, porque la magia de ser partícipe de un hecho histórico no se me va de la cabeza.
Puedo contaros
que la tertulia de Pepín Jiménez y Paco Ureña, moderados por Manolo Molés,
organizada por el Club Taurino de Lorca, me hizo sentir estas cosas. Era un
sueño cumplido. Estar en el oasis, después de tanto tiempo, cuando la sed, reinaba.
La sed, se convirtió ayer en ese
anhelado ambiente de toros en Lorca. En ese mirar al cielo por si acaso, en ese
continuo que pasará, que dirán, que harán. Ante 500 personas, Pepín y Paco se
coronaron como profetas en su tierra y Manolo, como un señor que se viste por
los pies. Su cercanía fue un verdadero lujo. Agua contra la sequía.
Enhorabuena a
mi gente del Club Taurino de Lorca, por hacernos vivir estos momentos. Por
demostrarnos que la unión hace la fuerza, que el trabajo da sus frutos y que
las personas pueden ser más pequeñas que el corazón y el alma que llevan
dentro. Vuestra emoción fue también mía. Mis lágrimas, vuestro éxito.
@frantrapiotoros
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