lunes, 29 de febrero de 2016

MADRE

Querida mía, espera tranquila, que tu desconsuelo tiene cura. Hoy te miro como un Juncal lorquino entre árboles de esperanza.
No llores que han llegado. Que ya no eres presa del olvido y la agonía. Que cuentas, y mucho, para tu familia. No esa, que te utiliza a su antojo sin removérsele las entrañas. No esa, que se olvidó de ti en los momentos difíciles. 
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