Cuvillo
lidiaba ayer su primera corrida de la feria y la verdad es que la cosa le
funcionó. Al menos dos toros fueron muy colaboradores, y otro también fue de
lio, aunque con la fuerza muy justa.
Lo que fue
justa fue de presentación. No se entiende que el día anterior, rechacen tres
Victorinos que eran los padres de los lidiados ayer. Lo que si se entiende es
la fuerza y presión de los que se anuncian con este tipo de Corridas. O Cuvillo
o nada. Y la feria no está para tonterías, dirá el señor Valencia a los señores
que se sientan en el palco.
Con la feria
cara, porque la bravura lo puede todo, ayer volvió el chinchín de rebujito a la
maestranza. Ese chinchín que descontrola a Castella, que con entendidos o sin
ellos en los tendidos, es capaz de aburrir a las piedras. Sus dos actuaciones
fueron sopor pleno. No dijo nada. Puede ahorrarse Sebastián el trago de venir a
Sevilla. Nadie lo espera.
Al que si
esperan en a Manzanares. Se notaba que ayer Sevilla estaba llena para ver al
alicantino. Pero el público que llenó los tendidos, entendido o no, probó la
Manzana que antes recrujía como aire fresco y sanaba y que ahora está más
blanda, más vieja, más cómoda para masticar, más podrida.
Lo cierto es
que a Manzanares le tocó un lote de Puerta del Príncipe y Manzanares sólo cortó
una oreja de cada toro y gracias a la bendita comunión que sigue teniendo con
el que se sienta en esta plaza. Todavía le queda un hilillo que le hace cortas
estas orejas. Al segundo, tan bueno como flojo, nunca le bajo la mano porque si
no aquello se desmoronaba. Una faena en la que se pasó el toro a distancia y le
dio esa receta tan vista del pico. Ese engaño que se tapa con ese empaque y ese
pasito cuando el toro ya ha pasado. Mató bien y le dieron una oreja, de esas
que se compran en los chinos.
Peor fue con
el quinto, que aunque más centrado y ajustado el torero, no tuvo la ambición de
antaño para llegar a las dos orejas. Fue este toro melocotón el mejor del
encierro de Álvaro Núñez, pero a la faena le faltó ese arreón que pone a todos
de acuerdo. Fue tanta la calmachicha de la faena, que la banda paró de tocar el
pasodoble, porque el diapasón del trasteo no estaba a la altura. Mató de entera
caída y le pidieron las dos orejas como el que pide otra botella de fino cuando
va ya contentillo por la feria. Deme usted otra. Beber sin saborear. Mala cosa. Menos mal que el palco puso cordura.
José Garrido
hizo el esfuerzo con el exigente tercero. Y Sevilla casi ni se enteró. Trabajó
al toro hasta sacarle buenos pasajes al natural, exponiendo mucho. Quizá, es
verdad, que trabajó pero luego no disfrutó del trabajo. Faltó ese puntito de
más que hace despertar también al que venía solo a ver a Manzanares. Pese a
todo dejó poso y se llevó un susto importante al entrar a matar. Saliendo con
la taleguilla rota. Falló a espadas y fue ovacionado.
Mermado por
la voltereta, física y mentalmente, hizo lo que pudo con el manso sexto, con el
que se le vio muy a merced del toro. Aun así, la actitud y buen concepto
marcado en su actuación al tercer toro merece otra oportunidad en la
maestranza.
Ficha:
Real
Maestranza de Sevilla. 12ª de la Feria de Abril. Casi lleno. Toros de Núñez del
Cuvillo, muy desiguales y mal presentados en conjunto (algunos muy terciados),
mansos, nobles, blandos y descastados. Destacó el 5º por su movilidad.
Sebastián
Castella: silencio y silencio.
José María
Manzanares: oreja y oreja.
José Garrido:
ovación con saludos tras dos avisos y silencio tras aviso.
Entrada: Casi
lleno.
Y esta tarde:
Toros de Cuvillo para: Morante, El Juli y Roca Rey.
Por Fran
Pérez @frantrapiotoros
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