Tentaba
hace un par de días Paco Ureña donde Paco Sorando, que es casa amiga, muy
amiga, a la que llevo yendo una pila de años. Ureña también se ha hecho asiduo
a ella de un tiempo a esta parte, entre otras cosas por su vinculación con Andújar,
donde desde su época de novillero sin caballos conserva un grupo de partidarios
incondicionales, que es lo que tiene mérito. El tiempo ha demostrado su acierto
y el fallo de otros que creíamos en algún otro torero que con el paso de los
días terminó traicionando a todos los que le ayudaron de verdad en el toro y en
la vida.
Pero eso
son otras historias que lo mismo cuento cualquier día. A lo que vamos, Paco
Ureña llegó sobre mediodía a “Las Navas de Pedro Bagar”, acompañado por Manolo
Sánchez, Víctor Hugo “Pirri” y el novillero sin caballos Toñete. En chiqueros,
tres vacas de distinto pelo, una colorada ojinegra que fue sensacional y salió por
delante, rematando el tentadero una entrepelaíta oscura y otra negra, que
tuvieron como mayor virtud la nobleza.
El caso es
que Paco Ureña se hartó de torear. A pesar de llevar en su muñeca derecha un
aparatoso artilugio que minimiza los efectos de la lesión que lo lleva a mal traer
en los últimos meses. La verdad, ni se le notó a la hora de manejar las telas,
y con toda seguridad tampoco lo hará cuando lo que haya delante sea un toro y
no una erala de tentadero.
Me
sorprendió la forma de volar el capote, de querer imprimirle un ritmo especial
a sus muñecas cuando lo maneja. Y, también, que haya ganado en gusto a la hora
de manejar la muleta, donde busca encajar la barbilla en el pecho y, por
supuesto, mecer la cintura. Todo eso permitió obtener fotos como las que
ilustran este post.
Por Luis
Miguel Parrado. “Los caminos del toro”
No hay comentarios:
Publicar un comentario