Jugar
a los barcos cuando sabes que la mayor parte de coordenadas están
llenas de agua. Tanta agua que hasta llovió en Sevilla y amenazó
con la suspensión del festejo. Gracias a la lona y a que escampó a
la hora de los toros se pudo dar un festejo que ya de por si venia
aguado, por el escaso intereses de su composición.
Siempre
quedaba la incógnita de encontrase algún barco en forma de toreo
del Fino. Ya saben que lo de Finito es el todo o la nada, pero yo
sigo creyendo en el, cuando se decide a ir por el todo.
Lamentablemente,
la disposición estuvo, pero no fue correspondida por un lote
infumable de toros de Fuente Ymbro, deslucidos y vacíos de todo.
Dicho
esto, ya os podéis imaginar lo de después.
Juan
José Padilla, al que respeto, se fue a la puerta de chiqueros en el
primero de su lote, en una porta gayola que recuperó la emoción por
el tiempo que tardó el toro en salir y por lo ajustada que la dio el
torero de Jerez. Luego al toro le dio tela en varas, estuvo vulgarote
con las banderillas ante la dificultad del toro y dio mantazos para
todos los gustos menos para el de la afición. Como Sevilla hoy era
sólo agua, la oreja supo a trofeo de plaza de cualquier pueblo
marítimo de verano y turismo.
Y si
hablamos de agua, el chorreo fue infinito con el quinto, un toro de
Fuente Ymbro que se movió y al que Padilla le dio ración doble de
manta jaleada por el publico de aluvión que hizo parecer la
Maestranza; ese santuario del toreo, lugar donde el no torear era
pecado, en un escenario de destoreo pleno, premiando con una Puerta
del Príncipe de ínfima importancia y sólo sostenida por los años
de superación del torero desde aquella fatídica tarde de Zaragoza.
La
cosa es que no se sabe para lo que vale torear. Para que los chavales
de las escuelas se van a fijar en obras maestras como las de Morante
y Ureña, en ajustes y valor de Roca Rey o López Simón o
conjunciones entre “Cobradiezmos” y Escribano, si luego llega un
huracán de todo y abre la Puerta del la Gloria de los toreros por
torear, por no dejar ni un natural en condiciones.
El
Fandi, a su modo, aburrió al aficionado, dio fiesta al publico de
aluvión, se dejó sin torear al buen sexto, dio su típico bajonazo
y le pidieron una oreja, que se la dieron, para no desentonar en una
tarde, que daña al toreo por los cuatro costados.
Ficha:
Plaza
de Toros de la Real Maestranza de Sevilla. Sábado 16 de abril. 14ª
de feria.
Toros
de Fuente Ymbro, de buena presencia, deslucidos en general. Nobles 5º
y 6º.
Finito
de Córdoba: Silencio y Silencio
Juan
José Padilla: Oreja y Dos Orejas (Puerta del Príncipe)
“El
Fandi”: Silencio y Oreja.
Entrada:
Tres cuartos de entrada
Y
mañana: Toros de Miura para: Rafaelillo, Javier Castaño y Manuel
Escribano.
Por
Fran Pérez @frantrapiotoros
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