Cuando la
casualidad se cruza en tu camino te das cuenta que a veces has perdido el
tiempo y nos has disfrutado de lo que de verdad importaba. Que el deseo de lo
material es la mayor tontería del mundo, cuando los sentimientos están ahí, para
regarlos y conservarlos.
A veces, la
vida se disfraza de toro, y aunque pongamos nuestro capote y nuestros arrestos
a porta gayola, siempre habrá una ráfaga de viento que no tengamos controlada.
Y el toro, ya se llame “Lorenzo” o “Cáncer” no perdona. Ese toro caprichoso
capaz de llevarse a los buenos para darle de comer a la luna.
Esta noche he
mirado al cielo. Y he visto un albero de plata. Y un valiente cruzando la arena
hacia la puerta de la memoria. Y en ese camino se escuchan risas y se huelen
momentos, se bañan las mejillas y se añoran los besos, la piel falta y florece
el recuerdo.
Cuantos
buenos habrán hecho ese paseíllo precipitadamente. Cuantos corazones latirán más
fuerte al mirar una noche al firmamento.
Que ganas de
decir Olé por los valientes.
Un mes sin Víctor
Barrio
Por Fran
Pérez @frantrapiotoros
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